por Enrique Ochoa Antich
Venezuela no puede esperar. El sufrimiento de millones se mide por instantes: el hambre, la pobreza, el atraso, el caos, la devastación. Usemos un solo ejemplo que clama al cielo: un 27 % de nuestra infancia padece desnutrición (boletín del Sistema de Alerta, Monitoreo y Atención Alimentaria y Nutricional de Caritas). ¿Es que este hecho no basta para empinarnos sobre nosotros mismos y encontrarnos como hijos de la misma patria que somos? Mientras el pueblo padece penurias de todo tipo: inflación, enfermedades, escasez de gasolina, apagones, falta de gas doméstico, cortes de agua, y un largo etcétera de calamidades, los políticos parecen entretenerse en un debate ajeno a las necesidades de las mayorías. Venezuela ha padecido una regresión de 100 años: trabajadores transportándose a pie, familias cocinando a leña, dolencias extinguidas que como la tuberculosis vuelven a aparecer entre nosotros, en fin.
Poco importa a estas alturas saber si la causa de la destrucción de nuestras fuerzas productivas (incluyendo la industria petrolera), que es la razón última de nuestra tragedia social, viene dada por las equivocadas políticas económicas estatistas y populistas de más de 20 años, o por las ilegales y repudiables sanciones gringas contra Venezuela, o si por todas ellas a la vez; lo que sí importa es detener este desbarrancadero antes de que la nación misma termine por disolverse en nuestras manos.
El liderazgo nacional: político, militar, económico, social, cultural, debe hacerse una pregunta decisiva: ¿cómo quiere ser recordado por la posteridad: como el que ahondó la ruina nacional hasta extremos que pueden ser aún mayores que los actuales o como el que tuvo la lucidez de empinarse sobre sí mismo, imponer una tregua a la confrontación fratricida, y torcerle el rumbo a nuestra historia en dirección a la democracia plena y la prosperidad de todos?
Hoy, aquí y ahora, Maduro y Capriles tienen en sus manos una porción determinante de las piezas en juego, en esta partida de ajedrez que jugamos frente al destino. Me dirijo a ellos dos, y a sus respectivos seguidores, y también a la MDN, con la angustia de un ciudadano que ve impotente cómo la patria de sus ancestros y heredad de sus hijos, se ha convertido en un estercolero de desgracias.
La ruta que la mayoría de venezolanos escogió para impulsar los cambios que el país necesita, es la democrática, esto es: voto, siempre; diálogo y negociación, siempre; respeto a la Constitución, incluso para cambiarla; protesta social pacífica; economía social de mercado; y defensa de la soberanía. Es la senda que con lucidez supo desbrozar la llamada Mesa Nacional de Diálogo.
Se requiere de un gran acuerdo nacional.
Esto es primeramente válido para enfrentar juntos al covid-19. La reciente alerta de la Academia de Ciencias Físicas y Matemáticas, comprobada en septiembre la veracidad de su predicción de mayo, constituye o debe constituir una campanada de alerta para todos. Nunca como ahora, adquiere relevancia la propuesta que hemos formulado de ampliación del Consejo de Estado a toda la pluralidad política, civil y social del país, como órgano que conduzca la gestión contra la pandemia (1). Para que tengamos una exacta dimensión de la tragedia que se avecina, la CEPAL-ONU acaba de pronosticar para América Latina una caída del PIB del 9 %. Por encima de ese promedio están Brasil y Argentina con 10 %, Perú con 13 %, y… Venezuela con una caída del PIB de ¡26 %!
Los cambios urgentes que por esta ruta democrática deben ser llevados a cabo, son entre otros:
• Abatir la inflación, para lo cual se requiere de un Pacto Social de recuperación del salario real de los trabajadores (2).
• Reactivación de nuestras fuerzas productivas y crecimiento del empleo, para lo que se requiere de un audaz Programa de Reprivatizaciones de las más de 3.000 empresas en mala hora estatizadas y que fueron convertidas en un desaguadero de los dineros públicos, quizá a través de formas cogestionarias de producción que conviertan a sus empleados-trabajadores de hoy en trabajadores-accionistas de mañana (3).
• Acometer una gran negociación internacional con nuestro petróleo, con el capital privado nacional y trasnacional, sometida a debate ciudadano y a referendo popular, que nos permita obtener con rapidez los centenares de miles de millones de dólares que necesitamos para salir del atolladero en que nos encontramos: para asegurar la paz social mediante programas de atención a los más desvalidos; parareconstruir nuestros destrozados servicios públicos, colocando en su gerencia a los mejores, sin distingos políticos; para activar con audacia una privilegiada orientación exportadora de todo cuanto la sociedad venezolana sea capaz de producir por cuenta propia dadas sus ventajas comparativas y competitivas.
• Auditar y renegociar la deuda pública externa, de modo de ayudar así a sanear nuestras cuentas fiscales y acudir a los mercados financieros internacionales por dinero fresco, en términos acordes con el interés nacional.
Nada de esto es posible lograrlo con una nación fracturada. Un reino dividido no prevalecerá, nos dijo Jesús de Nazaret. Tengamos el coraje de unirnos, más allá de nuestras diferencias. Lo hicimos para lograr nuestra independencia cuando en Bolívar y Páez se unieron los aristócratas de Caracas y los plebeyos del llano. Lo hicimos para lograr la democracia cuando unidos en una Junta Patriótica, los principales partidos nacionales juntaron sus fuerzas para derrocar la última dictadura militar del siglo XX. Hagámoslo ahora, construyamos la Tercera Unidad, para emprender el desarrollo con bienestar y justicia social.
Estoy seguro de que la mayoría de venezolanos de bien, los que están situados en el centro democrático, aislando a los dos extremos, el perpetuacionista en la ultra-izquierda y el invasionista en la ultra-derecha, verían con entusiasmo que Maduro y Capriles y quienes los siguen, y los partidos de la MDN, se sienten a negociar desde ya un Pacto de Estado para la conformación de un gobierno de emergencia y unidad nacional.
Eso podría hacerse explorando iniciativas como éstas:
• Someter a elección popular, con arreglo a nuestra Constitución, los órganos del Poder Ciudadano: el Fiscal, el Contralor y el Defensor del Pueblo, y presentar candidatos comunes para tales cargos (4).
• Designación por la nueva AN, cumpliendo escrupulosamente lo que manda la Constitución, de un nuevo Tribunal Supremo de Justicia y de un nuevo Consejo Nacional Electoral.
• Integración, mediante reforma puntual de la Constitución, de un gobierno de emergencia y unidad nacional de cuatro años, incluso con participación de Maduro y Capriles si fuese el caso, hasta las elecciones presidenciales de 2024 (5 y 6), año en que unas nuevas elecciones re-inauguren entre nosotros un tiempo nuevo de alternancia republicana y de nuevo consenso político.
• Recolocación de Venezuela en el concierto de naciones, abriéndonos sin complejos a relaciones diplomáticas y comerciales con todas, EEUU y China, Rusia y las de Europa, cuyos mercados serán indispensables para crear la riqueza que requerimos para financiar la Venezuela de progreso y bienestar que queremos.
Puede parecer un sueño. Pero es un sueño posible, si hay la voluntad política para hacerlo realidad. El liderazgo político, civil y social de esta Venezuela nuestra, tan maltratada y traicionada, tiene la palabra.
(1) Ochoa Antich criticó a Maduro que el Consejo de Estado lo integraran sólo sus personeros https://talcualdigital.com/enrique-ochoa-antich-critico-a-maduro-poca-pluralidad-del-consejo-de-estado/
(2) Ochoa Antich propone un pacto social para la recuperación del salario https://contrapunto.com/economia/laboral/ochoa-antich-propone-un-pacto-social-para-la-recuperacion-del-salario/ a través de @Contrapunto.com
(3) https://www.aporrea.org/economia/a291972.html
(4) Ochoa Antich propone que el Defensor del Pueblo sea elegido por el voto popular https://contrapunto.com/nacional/ochoa-antich-propone-que-el-defensor-publico-sea-elegido-de-manera-popular/ a través de @Contrapunto.com
(5) La vía polaca para salir de la crisis venezolana, por Enrique Ochoa Antich https://talcualdigital.com/la-via-polaca-para-salir-de-la-crisis-venezolana-por-enrique-ochoa-antich/
(6) Reforma constitucional, que la AN designe un vicepresidente y gobierno de unidad por 3 años: la propuesta de Ochoa Antich https://contrapunto.com/nacional/politica/reforma-constitucional-que-la-an-designe-un-vicepresidente-y-gobierno-de-unidad-por-3-anos-la-propuesta-de-ochoa-antich/ a través de @Contrapunto.com