Gerardo Díaz │2001
Portugal está bajo el impacto de la muerte de una enfermera de 41 años dos días después de haber recibido la vacuna del coronavirus. De momento, no hay explicación para el extraño caso. Solo queda la certeza de que Sonia Azevedo, natural de Maia, perdió la vida en el Instituto Portugués de Oncología de Oporto (IPO), donde trabajaba desde hace 10 años.
En cumplimiento del plan de vacunación del Gobierno socialista, la mujer fue una de las primeras en la lista de la segunda ciudad del país vecino para inocularle la vacuna ya que desempeñaba su labor en la sección de Pediatría y, por tanto, formaba parte de los grupos prioritarios. Su turno le llegó el pasado 30 de diciembre, fecha en la que le administraron la primera dosis del antídoto fabricado por Pfizer, único autorizado en Portugal por ahora… y el 1 de enero aconteció el deceso.