Por: Luz Marina Molina
En medio de tantas dificultades, angustia y preocupación que ha generado, sin duda, la propagación de esta pandemia, estamos conscientes, que no en vano, este proceso y este largo confinamiento, nos marcará también de manera positiva, pues gracias al COVID-19, hemos aprendido un sin fin de cosas, en algunos casos, ha sido inclusive, el punto de partida de muchas iniciativas para el desarrollo de una vida independiente, libre y sobre todo, de fructíferas oportunidades económicas.
La necesidad de auto protegernos y proteger nuestra familia, en el entendido, de que #QuedarseEnCasa, se ha posicionado como la mejor herramienta preventiva, y dados los pocos recursos económicos, para adquirir algo tan simple como un tapabocas, nacen los primeros y más afamados diseñadores de tapabocas caseros. Desde los fabricados con las copas de los sostenes, en desuso, hasta los escarchados, fueron los principales efectos del desabastecimiento de este recurso tan importante, para protegernos del Covid. Y a partir de entonces, se ha experimentado un crecimiento acelerado de los comerciantes de casas o apartamentos, una nueva modalidad, revendedores, reposteros, panaderos, licoreros, pasteleros y hasta arquitectos de sueños, porque para nadie es un secreto, que el encierro, ha propiciado pensamientos, viajes imaginarios, y sueños, que se cumplan o no, nos llenan, alegran y nos producen mucha felicidad.
La alienación del exacerbado consumismo ha pasado a un segundo plano, los nike, los reeboks y los adidas, los sacamos de los closets únicamente, para quitarles el polvo, y los churupitos de los que se disponían para las cotufas, el chocolate y el refresco, de una tarde de cinex, ahora los invertimos en carne molida e ingredientes, para preparar las hamburguesas caseras, porque de ellas, se come en la familia y el resto se venden, full equipo, durante las aburridas tardes de los fines de semana «radicales».
La lectura, afortunadamente, es una alternativa, hoy día, frente a la tediosa programación de TV, durante el día, y los más tecnológicos, han abierto hasta fuentes electrónicas de negocio, con la utilización de nuevas herramientas de comercialización. Inclusive, los cultivos, no es difícil ver ahora, planticas de lechosa, limón, yuca, aji y hasta curcuma, toda una fantástica tarea de la gente, en su afán de mantenerse día a día activa, produciendo esos tubérculos y frutos, muy cotidianos y aconsejados, para prevenir algún síntoma que pudiera parecerse a los del COVID.
El dramático escenario se ha convertido, aunque parezca mentira, en una escuela de talentos, donde hasta las cualidades histriónicas y actorales han florecido. El boom del TIK TOK, ocupa, espacio y mucho tiempo, diría yo, en la vida de cada venezolano y venezolana, para destacarse como figura de videos , que corriendo de red en red, han llegado a convertirse en «tendencia», y en «influencer». Ciertamente, es magistral el efecto positivo del Covid, frente al negativo.
Con todo y las quejas de la falta de combustible, de agua, y los suplicios para adquirir el gas, de verdad, que con orgullo y dignidad, este pueblo ha salido adelante.
Pese al criminal bloqueo a que estamos sometidos, gracias a la nefasta derecha venezolana, y sus aberrantes deseos de ahogar al pueblo en miseria, para que se doblegue y arrodille, como en otrora, este glorioso pueblo ha demostrado, con muy pocas excepciones, que definitivamente, está dispuesto a recomenzar, a terminar de suprimir el rentismo, que asfixia y oprime, sin salidas, y a adoptar nuevas formas de vida, postpandemia, ya con una consciencia distinta, en auto de las capacidades propias, y de las infinitas enseñanzas que nos ha dejado esta terrible tragedia, que ha cobrado vidas en el mundo, dejando semillas para renacer.
Ha quedado demostrado que somos fuertes, más fuertes que el odio, la envidia, y la frustración de quienes apostaron, sin temor a perder, que esto era lo último para Venezuela. Se volvieron a pelar!!!
Seremos seres humanos transformados, muchos con valores morales y familiares más arraigados; y todos, llenos de esperanzas para continuar, sin mirar para atrás, donde quedó tanta desolación.